Desde 1983 UNESCO celebra el Día del Patrimonio Mundial para promover el conocimiento de la diversidad del patrimonio cultural, su conservación y sus valores universales.
La cueva de Altamira fue inscrita en la Lista de Patrimonio Mundial en 1985. En 2008 se han sumado otras 17 cuevas, dando lugar a un bien múltiple: la cueva de Altamira y el arte rupestre paleolítico de la Cornisa Cantábrica.
Esta ampliación resalta el valor universal del arte rupestre paleolítico, el primer Arte de la humanidad.
Los bisontes de Altamira representan la culminación de la creatividad artística ya en la prehistoria. El arte alcanza en ellos una alta cota de virtuosismo técnico, de integración con el soporte natural y, en definitiva, de belleza formal.
Los bisontes vivieron en todo el norte peninsular durante el Paleolítico, fueron cazados como alimento pero también fueron amados y respetados por aquellas gentes que los representaron en las cuevas cantábricas y pirenaicas.