Numerosos santanderinos acudieron en la jornada de ayer, unas 4.500 personas, al muelle de Calderón para visitar el barco de Vital Alsar ‘Zamná’ con el que ha recorrido el Atlántico en una travesía, de momento, de 4.600 millas que ha durado dos meses.
El navegante cántabro, siempre escoltado por su amigo Jesús Ceballos, recibió personalmente a gran parte de los visitantes con el que quisieron fotografiarse y abrazarse.
Vital Alsar pudo comprobar por segundo día el cariño con el que le reciben en su tierra, de la que zarpará el próximo miércoles con destino al puerto griego de El Pireo, donde llegará en noviembre.
Alsar no necesita descansar para retomar la travesía. Una vez llegue a Grecia, el barco volverá a tomar rumbo a Cozumel (México) donde permanecerá en un museo. Los santanderinos elogiaron el trimarán (casco principal con dos más pequeños a los lados) y recorrieron todas sus estancias desde el puente de mando hasta el salón que cuenta con una gran mesa confeccionada con 14 maderas diferentes, las mismas de las que está hecha la nave.
Alsar ha elegido recalar en Santander para que la capital cántabra sea la ciudad que «lance el mensaje de paz» hacia Grecia. El ‘Zamná’ lleva el nombre de un gran sacerdote maya de 525 d.c. Fue quien inventó los primeros caracteres que sirvieron de letras a los indios de la región.
Precisamente Alsar ha querido rendir un homenaje al pueblo indígena americano diseñando él mismo el barco, que se ha construido durante 13 meses en Alvarado (México).
Es una nave única, destacó el navegante cántabro en la cubierta mientras constantemente le interrumpían los visitantes que querían saludarle, con tres cabañas dedicadas, cada una de ellas, a los mayas, los incas y los indios norteamericanos.
Una de ellas lleva una placa con el nombre de José Díaz Bolio, mayista y poeta, padre del patrocinador del proyecto ‘El Niño, la Mar, la Paz’, Manuel Díaz Rubio, quien entiende que en «época de crisis no hay que guardar el dinero sino que lo emplea en el mejor negocio que puede haber en el mundio: la paz», indicó Alsar.
Dos generaciones
Muchas son las anécdotas que se han producido durante los viajes de Vital Alsar. Como la que contó ayer el mexicano Jorge Luis Riveros Miranda, que partió de su país el 7 de mayo de 1978 con los tres galeones de Vital Alsar formando parte de su tripulación.
Llegó a Santander el 7 de octubre del mismo año donde conoció a su mujer, Berta Gilardi, también mexicana y que estaba de vacaciones en la capital cántabra para visitar a su familia. Residen en México y ahora es su hijo, Jorge Luis, quien forma parte de la tripulación del ‘Zamná’. Entre bromas, ayer le aconsejaban al joven que conociera a una santanderina para que su hijo pudiera hacer una tercera travesía con Alsar. En plena forma, el marino cántabro, de 76 años, no dudó en afirmar que el secreto de la juventud está en la «vitalidad» y «hacer cumplir los sueños» como hace él.
Esta última expedición nació de una predicción de los mayas que anunciaron, relató Alsar, que el 22 de diciembre de 2012 la humanidad terminaría un ciclo «un periodo crítico» y empezaría otro «positivo».
El número 3, una cifra mágica para los mayas, está presente en todo momento en el barco. Tiene 33,33 metros de eslora, 13 de manga y tres mástiles de 21 metros. La tripulación del trimarán está formada por 13 hombres procedentes de México, Canadá y España. En la proa lleva un mascarón de bronce con una paloma y en la popa una pirámide maya con una imagen de San Francisco de Asís.
El presidente de la Fundación Vital Alsar, Jesús Ceballos, destacó el caluroso recibimiento de los santanderinos al barco. Se repartieron 6.000 banderines.
Información obtenida de www.eldiariomontanes.es