La bandera de España, como tal, activa en la sociedad en su conjunto un rechazo forzado que responde a unas razones históricas. Solo existen algunas situaciones que hacen que nuestra bandera nacional aparezca liberada de toda su carga político y social, como ocurrió en el último mundial de fútbol 2010.
Rafa Prada presenta una instalación que propone una situación ficticia, un estado anterior a la utilización de las banderas, completándose ésta con la participación activa del espectador, que cierra el circulo mediante su relación con el icono.
50 banderas industriales de España con el escudo constitucional que lejos de comportarse como una pieza de arte político o partidista, busca incidir e ironizar en el hecho del uso de la bandera y su aprovechamiento en acciones específicas que en la escena contemporánea exigen la aparición de un icono que englobe y procure una identidad a ciertos grupos heterogéneos que surgen provisionalmente bajo el fervor de «una causa común».
Rafa Prada nos hace preguntarnos entonces, ¿De quién es y qué representa esta bandera?
Solo el público tiene la respuesta.